lunes, 21 de septiembre de 2015

ADAPTACIÓN AL COLE

La adaptación al cole puede ser dura, doy fe. No te acojones, oye,  puede que se os de fenomenal, pero ese no fue nuestro caso.



N no fue a la guardería, así que el curso pasado, cuando se estrenó con el cole de mayores imaginábamos que le iba a costar un poco. Hoy en día casi todos los colegios tienen unos días de adaptación en los que solo van unas horas. N el primer día fue feliz, el segundo empezó a recelar y al tercero el drama se instauró en nuestro hogar.

He observado que hay cosas que ayudan a la adaptación y cosas que la complican. Habrá más, pero estas son de las que me he dado cuenta yo, que soy muy espabilá:



En el caso de N se nos juntaron varios problemas: entró con dos años (es de noviembre), le fallaba un poco la autonomía (no era un tema de esfínteres) y es un poco moñas, no lo voy a negar.

Después de una semana de lágrimas, la impotencia nos llevó a la creatividad. Estos son los truquis que usamos con N.


Finalmente, la adaptación llegó a buen puerto gracias a lo que yo creía que iba a complicarla más: el horario completo. Fue sorprendente, pero en octubre, cuando empezaron las clases por la tarde N dejó de llorar por las mañanas (porque sólo lloraba cuando entraba). Creo que por fin asumió que no había vuelta atrás, que el cole había llegado para quedarse y era innegociable.



PD. Me encantaría terminar con este final feliz, pero este año estamos luchando de nuevo porque la hemos apuntado al comedor. ¡Qué el ritmo no pare!